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Uso excesivo del Smarphone destruye el sentido de la empatía
Aunque nos sentimos libres de compartir y decir lo que queramos en redes sociales, el smartphone está desintegrando la empatía en las personas.
Durante más de una década, el filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han ha descrito cómo nos relacionamos tóxicamente con las redes sociales y la información. Sin que nos demos cuenta, asegura el autor, estamos a merced de los algoritmos de Facebook, Google y las demás multinacionales digitales.
Por ello, Han describe al smartphone como el artífice detrás de la destrucción de la empatía, ya que ejerce control sobre nuestro pensamiento crítico y relacionamiento social, ya que el Otro se convierte en un objeto de consumo:
“Quien sabe lo que sucede en su interior algorítmico se siente con razón perseguido por él. Él nos controla y programa. No somos nosotros los que utilizamos el smartphone, sino el smartphone el que nos utiliza a nosotros”, escribe Han en su más reciente publicación, según lo traduce El País.
Este mecanismo de dominación funciona porque, en lugar de fomentar prohibiciones y ser restrictivo, atiende a las necesidades de consumo de las personas. Por ello, además, nos resulta mucho más sencillo relacionarnos digitalmente que en persona: los perfiles se adecúan a los datos con los que alimentamos a las redes sociales, por lo que las relaciones son híper-personalizables en la actualidad.
“Al ser tan amistoso, es decir, smart, hace invisible su intención de dominio“, explica el filósofo. Así también, las personas no se sienten dominadas en las plataformas que invitan a la comunicación abierta, y que se alimentan de la información que voluntariamente compartimos. En lugar de sentirnos dominados, nos sentimos libres de compartir y decir lo que queramos, según explica Han.
Con ello se refiere a que este tipo de movilizaciones digitales ejercen cambios hormonales y neuronales en las personas, condicionando su felicidad en términos de la cantidad de comentarios y reacciones que tienen en sus publicaciones.
Por esta razón, además, el smartphone funge como un “objeto de transición”, según explica el filósofo. En principio, es una manera más ‘segura’ de enfrentarnos a la realidad, sin que nos lastime, sin que nos haga daño. Al evitar el conflicto en este nivel obsesivo y dependiente, los seres humanos hemos destruido nuestro sentido de empatía: estar bien todo el tiempo no es real, y es nocivo para nuestras relaciones sociales —cada vez más disminuidas, cada vez más a distancia.
Fuente: Muy Interesante.