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La importancia de la inclusión financiera
La inclusión financiera es una herramienta que permite superar las barreras socioeconómicas que las circunstancias de origen pueden imponer a las personas. Consiste en que los ciudadanos tengan acceso a una variedad de servicios financieros adecuados y formales de manera continua y que puedan utilizarlos de acuerdo con sus necesidades individuales para fomentar su desarrollo y bienestar.1 Así podrán concretar objetivos económicos y financieros, contribuyendo al progreso y desarrollo sostenible. Por este motivo, es necesario explorar el papel de la inclusión financiera en la movilidad social en México al identificar retos, oportunidades y estrategias que impulsen el desarrollo financiero e inclusión para lograr una sociedad más justa. En línea con este objetivo, el CEEY y el TEC de Monterrey desarrollaron una investigación acerca de la estructura del sistema financiero y su potencial para impulsar la movilidad social. Aquí presentamos algunos de los resultados más relevantes, mismos que aparecen en el libro Sistema financiero para la movilidad social, de próxima publicación.
La inclusión financiera repercute en la movilidad social mediante dos vías: primera, el ahorro, la acumulación de activos y la inversión en capital humano pueden generar inversión en habilidades y conocimientos que aumenten el potencial de las personas, lo cual facilita su incorporación exitosa al mercado laboral formal, ya sea como empleado o emprendedor. Por ejemplo: el ahorro permitiría el acceso a la educación superior y capacitación laboral, entre otros. Segunda, el financiamiento y la formación de un patrimonio ayuda a lograr emprendimientos exitosos que pueden generar buenos empleos y contribuir al desarrollo económico y social.2 En contraste, la falta de acceso a servicios financieros puede limitar la movilidad social, porque las personas que no cuentan con ellos tienden a recurrir a prestamistas informales que cobran altas tasas de interés. El resultado es un ciclo de deuda que dificulta la capacidad de las personas para enfrentar sus necesidades financieras.
Para entender mejor la relación entre inclusión financiera y movilidad social, es importante explorar si existe persistencia intergeneracional en el uso de servicios financieros, es decir, si los hijos adoptan los patrones financieros de sus padres. Esto implica examinar cómo la experiencia financiera de los padres influye en el comportamiento financiero de sus hijos. A partir de los resultados de la Encuesta ESRU de Movilidad Social en México 2017 (ESRU-EMOVI 2017)3 se observó una transmisión intergeneracional de servicios financieros significativa, ya que el 64 % de los hijos de padres que no utilizan servicios financieros no están integrados a éstos, mientras que el 36 % sí lo está. Por otro lado, los hijos de padres que sí tenían al menos un servicio financiero mantienen un alto uso de tales servicios: 74 % y sólo el 26 % dejó de tenerlos.
Con base en los datos de la ESRU–EMOVI 2017 también observamos que los individuos cuyos padres no contaron con al menos un servicio financiero son sumamente vulnerables. De este grupo, 67 de cada 100 de los mexicanos que nacen en los niveles más bajos de la escala socioeconómica no logran superar la condición de pobreza durante su vida. Asimismo, sólo el 28 % logra ascender a los estratos intermedios. También se observa que el 32 % de los que nacen en estratos medios experimentan movilidad social descendente por debajo de la línea de pobreza y sólo el 16 % logra escalar al quintil más rico.
En el caso del quintil más rico es importante destacar que sufre una dramática movilidad social descendente cuando sus padres no contaron con servicios financieros adecuados: 57 de cada 100
de los individuos de este grupo caen en la escala socioeconómica, mientras que 42 % logra mantener su estatus socioeconómico. Por lo que toca a los quintiles más pobres de individuos cuyos padres no contaron con al menos un servicio financiero, se observa que perpetúan su situación aún más que la media nacional. De igual modo, los quintiles medios y el rico resultan ser más vulnerables y experimentan caídas en la escala socioeconómica.4
Por el contrario, la situación de los individuos cuyos padres tuvieron al menos un servicio financiero es notablemente mejor: el 52 % de los que provienen de estratos socioeconómicos más bajos no logra superar la condición de pobreza durante su vida, lo que representa una disminución importante de 14 %. Esto deja en claro que la tenencia de servicios financieros actúa como catalizador para mejorar la posición socioeconómica de los individuos, ya que el 48 % restante logró tener movilidad social ascendente, en contraste con el 33 % que tuvieron movilidad ascendente de los padres que no tuvieron acceso. Además, es importante mencionar que dicho acceso aumenta de forma considerable la movilidad social ascendente de aquellas personas que nacieron en la parte más baja de la pirámide socioeconómica y llegaron a la cima, pasando del 5 % en el promedio nacional al 9 % en los casos cuyos padres tuvieron acceso a servicios financieros.
Con respecto a los quintiles medios también se observa una notable mejoría, pues sólo el 26 % caerá a los quintiles de más bajo ingreso, representando una reducción de 6 % en comparación con los que no tuvieron acceso. Además, la tenencia de servicios financieros aumenta las probabilidades de ascender en la escala socioeconómica pues, de acuerdo con la ESRU-EMOVI, 24 de cada 100 individuos nacidos en los quintiles medios pasan a ser parte del quintil más rico. En cuanto al tope de la pirámide, se observan notables diferencias con su contraparte sin activos financieros, pues 65 de cada 100 personas nacidas en este quintil permanecerán en él, a diferencia de los individuos que no tenían acceso a servicios financieros, de los cuales sólo el 42 % se mantuvo en este estrato.
Entonces, los resultados indican que los hijos de padres que tuvieron acceso a servicios financieros lograron escalar en la pirámide socioeconómica, mientras que los hijos de padres que carecían de servicios financieros permanecieron en los estratos bajos. Además, la falta de acceso a servicios financieros aumenta la probabilidad de que una persona nacida en estratos medios o altos descienda en la escala socioeconómica. La falta de igualdad en el acceso y uso de servicios financieros perpetúa la pobreza de generación en generación en México, por lo que es crucial fomentar la inclusión financiera para que todas las personas tengan las mismas oportunidades de desarrollo socioeconómico.
Cabe aclarar que un mecanismo que pareciera estar detrás de la relación observada entre inclusión financiera y movilidad social ascendente es el acceso a servicios financieros que permiten ahorrar y acumular activos para invertir en educación y en emprendimientos, que generan empleo y contribuyen al desarrollo económico. No obstante, se necesita más investigación para establecer mejor la causalidad y entender los factores detrás de esta relación.
En suma: la inclusión financiera es un factor clave para la movilidad social ascendente en la medida en que facilita la formación de capital humano para lograr la incorporación exitosa de las personas al mercado laboral. El análisis de la ESRU-EMOVI 2017 muestra una alta persistencia intergeneracional en la exclusión del sistema financiero, lo cual limita las oportunidades de crecimiento y desarrollo de las personas. Por tanto, es necesario implementar políticas públicas que fomenten la inclusión financiera y rompan el ciclo de exclusión intergeneracional en el sistema
financiero. Para lograr esto se debe construir un sistema financiero más penetrante, competitivo y orientado a la distribución de oportunidades de manera igualitaria. Al respecto, el Estado mexicano debe asumir su responsabilidad crucial en establecer estos mecanismos para mejorar la movilidad social y reducir la exclusión.
Fuente: Nexos